No deja de ser curioso los juguetes con los que son obsequiados los críos. Hasta los tres o cuatro años me refiero, claro, porque a los cinco hay que regalarles una play station.
Si se observan detenidamente, ahora que acabamos de pasar la época de múltiples regalos, gracias a los monarcas orientales, estos presentes son de lo más chocante. Un ejemplo: el clásico parking. ¿Cómo diablos puede gustarle a alguien un parking? ¿Que hay de divertido en aparcar coches? Otro ejemplo: las excavadoras, gruas, etc. Por dios. Si cuando crezcan un poco les entrará alergia con sólo mirar una pala. Que cosas.
Y así hay múltiples ejemplos, como otro clásico; el aeropuerto. Quisiera ver yo a ese niño dentro de treinta años saliendo de su casa dos horas antes para no pillar un atasco y poder coger sin problemas su avión. Seguro que querría que le volvieran a regalar ese aeropuerto.
Piensen y verán como hay muchos más.
martes, enero 10, 2006
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4 comentarios:
Pues yo flipaba con los garajes, lo que más me gustaba era meter el cochecito en el lavado de coches.
Capello.
Yo creo que de pequeños nos fascinan los mundos de adultos, y todos no vemos la hora de crecer para pertenecer a ese mundo..y trabajar como dios manda.
Hasta que te haces mayor y dices..Quien cojones me mandaria a mi crecer?
¿y una niña chica pa qué quiere tener ya un bebé?
tu parece que no te entera,despues de tanto contacto con las feminas...... pos pa mandar pisha, pa mandar y controlar
JP
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