viernes, septiembre 29, 2006

Play La Marseillaise! Play it!



Allons enfants de la Patrie
Le jour de gloire est arrivé !
Contre nous de la tyrannie
L'étendard sanglant est levé ! (bis)
Entendez-vous dans nos campagnes,
Mugir ces féroces soldats ?
Ils viennent jusque dans nos bras,
Égorger vos fils, vos compagnes.

Aux armes citoyens !
Formez vos bataillons !
Marchons! marchons !
qu'un sang impur
abreuve nos sillons !


Marchemos, hijos de la patria,
¡El día de la gloria ha llegado!
Contra nosotros la tiranía,
El estandarte ensangrentado se ha levantado (bis)
¿Podéis oír por nuestros campos,
rugir a esos feroces soldados?
Ellos vienen hasta nuestros brazos,
Para degollar a vuestros hijos, a vuestros compañeros.


¡A las armas, ciudadanos!
¡Formad vuestros batallones!
¡Marchemos!, ¡Marchemos!,
¡que una sangre impura
empape nuestras huellas!.

http://www.youtube.com/watch?v=jHXQvNqSnYQ

viernes, septiembre 22, 2006

Dinámica de la estática

¿Puede considerarse el ejercicio estático un deporte propiamente dicho? Quizá, el hombre que más ha teorizado sobre esta cuestión ha sido el filósofo y taxidermista James Krajon, quien en su aclamado libro dinámica de la estática, ahondaba en los orígenes del deporte y concretamente, en la relación entre ejercicio y estatismo. En su libro, Krajon introdujo el término "deporte estático" para designar a todo ejercicio físico que no supone desplazamiento y realizable desde el propio domicilio de uno mismo. Si bien Krajon se limitaba a dar unas líneas maestras sobre la cuestión, su pupilo, el doctor Julius Dreyffus no sólo retomó los estudios de éste, sino que adoptó una postura decididamente radical contra el deporte estático y concretamente su libro estética de la estética supuso un ataque directo y sin paliativos contra el estatismo físico, siendo éste el germen de los sucesos que tuvieron lugar en Brooklyn, que acabaron con la famosa quema de bicicletas estáticas de 1.989. El feroz ataque de Dreyffus estaba basado en dos firmes pilares ideológicos:
1.Que no se puede considerar deporte a un ejercicio que no incluya un desplazamiento.
2.Que para que un ejercicio pueda llegar a la categoría de deporte, debe existir en éste un mínimo de competitividad así como un reglamento establecido.
La reacción a los sucesos de Brooklyn no se hizo esperar. Fue el reverendo T.S. Brown, perteneciente a la iglesia metodista, quien abrazó decididamente la causa estática. El reverendo Brown, se convirtió de esta manera en el mejor defensor y cliente del deporte estático, siendo famosos sus discursos ácidos contra el deporte convencional, declamados desde el púlpito de su propia iglesia, llegando incluso a imponer la estática en la eucaristía, como medida ejemplar.
La situación era cada vez más tensa, llegando incluso a empeorar con la llamada crisis de los abdominator, en la que miles de ciudadanos se deshicieron de sus aparatos de ejercicio estático abdominal, arrojándolos literalmente por la ventana.
Por otro lado, el arrojo del padre Brown, le llevó a convocar la exitosa marcha estática de 1.991, en que miles de simpatizantes del deporte estático, se manifestaban desde sus propios hogares y pedaleando en sus bicicletas estáticas, lo que llevó a una escisión dentro del seno de la iglesia metodista, dividida a partir de 1.992 en iglesia metodista estática e iglesia metodista dinámica,
cada una, claro está, con sus propios dogmas de fe.
En los últimos años, los seguidores del padre Brown, (fallecido recientemente de un paro cardíaco) han continuado su lucha, llevando la cuestión estática a un alto nivel de organización y seriedad, con la inminente creación de la F.D.E. (Federación de Deporte Estático) cuyo objetivo último es hacer del deporte estático una modalidad olímpica.
Hoy día, numerosos deportes no reconocidos como tal, y de carácter eminentemente estático, piden ser reconocidos dentro de la futura F.D.E. , estando centrado actualmente el debate en el posible reconocimiento de el pollito inglés como deporte estático...

lunes, septiembre 18, 2006

Embriáguense

Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:

“¡Es hora de embriagarse!
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, ¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.

Charles Baudelaire

viernes, septiembre 15, 2006

Sobre el circo

¿Se han fijado alguna vez en los nombres de los circos? Son una extraña muestra de fatuosidad y exotismo; Circo Alaska, Circo Shanghai, Circo África... . Lo mejor es cuando su cartel anunciador reza: GRAN CIRCO ALASKA, y un poco más abajo, en letrás más pequeñas, algo así como Hermanos Segura; o sea, que de Alaska, más bien poco.
Lo que está claro es que utilizan ese tipo de nombres como reclamo publicitario, porque claro está, a ver quien es el guapo que iba a contemplar el espectáculo de un circo llamado por ejemplo, Gran Circo de Mierda, o Gran Circo de Marbella. El colmo de esta pretenciosidad es el conocido Circo del Sol, ¿de veras viene directamente desde el sol?
Siguiendo con el análisis de la publicidad circense, merece especial atención la composición de sus carteles anunciadores, ¿han visto algo más lisérgico? Tiene que ser lo más parecido a tener un mal viaje. Carteles exageradamente multicoloridos, con payasos terroríficos, criaturas hiperbólicas de ojos fluorescentes, Miss Aurori... .

viernes, septiembre 08, 2006

Good bye, blue sky


Aquel día al levantarme, me sentí tan irremediablemente solo, que comprendí que necesitaba algo de compañía. Entre las varias opciones, decidí tirar por la calle de enmedio, así que me decliné por adquirir una mascota.
Estuve varios días meditabundo, intentando asegurar la mejor elección, y de repente la solución va y se me aparece nítida y díafana junto a la materia gris. Un gallo de Portugal.
El gallo de Portugal, como su propio nombre indica, es una especie autóctona de dicho país, con lo cual tuve que hacer un pequeño viaje hasta aquella tierra, donde tuviera lugar tiempo atrás la célebre revolución de los claveles.
Se trata de una especie fascinante éste tipo de gallo, pues tiene la facultad de cambiar de color hacia tonos más oscuros o claros, dependiendo del estado de la meteorología, y además conserva todas sus propiedades como gallo propiamente dicho. Se dice que en Portugal hay tal devoción hacia estos animales, que el apartado del tiempo en los telediarios es exclusivamente para ellos; la pantalla enfoca al gallo y ya está.
Aprovechando el viaje, aparte de un precioso gallo, me traje algunos productos típicos de allí, es decir: una camiseta con la leyenda Portugal mola, una botella de Oporto y un fado.
Al principio, mi relación con el gallo iba perfecta; yo le daba los buenos días y él me indicaba a través de sus colores el tiempo con tremenda precisión. Era increíble.
Y así fue durante varias semanas, hasta que empecé a percibir un cambio gradual en su comportamiento, y es que su capacidad de meteorólogo estaba fallando. Sus colores no se correspondían con el tiempo. En un primer momento pensé, que quizá el gallo realmente lo que recogía en sus colores era el tiempo de Portugal y no el de aquí, y que si había acertado con tanta exactitud hasta el momento, se había debido a una mera casualidad, a una graciosa coincidencia entre el tiempo de Portugal y el de mi ciudad. Pero estaba equivocado.
Mi gallo, lejos de recuperar su tono habitual, estaba cada vez peor, mostrando colores cada vez más oscuros e intensos, así que no tuve más remedio que hacer algo. Lo llevé a un psicólogo especialista en animales. Le expliqué el caso, examinó al ave durante una hora y el diagnóstico fue rotundo: su gallo está deprimido. Le recetó prozac y xanax.
El tratamiento, lejos de funcionar bien, empeoró la situación. Mi gallo cada vez adquiría unas tonalidades más extrañas y barrocas, unas gamas y tinturas totalmente indescriptibles, llenas en su significado de angustia, espanto y truculencia. Horror en estado puro.
Cierto día, ya entre despreocupado e impotente por el estado de mi mascota, decidí descorchar aquella botella de Oporto que conservaba de mi viaje, mientras escuchaba con atención el hermoso fado que hasta entonces tampoco le había dado uso. Y entonces, en medio de aquel ambiente luso, contemplé asombrado como entre Oporto y fado, una lágrima cristalina se despeñaba por una de las mejillas de mi cariacontecido compañero. Entonces lo comprendí todo.
Nuevo viaje rumbo al país vecino, era lo que debía hacer, y así fue como días después despedí entre llantos a mi nostálgico amigo, entre los azules límpidos tan propios de la costa del Aveiro.