sábado, febrero 16, 2008

Pirotecnia

Como a día de hoy no existe aún ninguna máquina del tiempo, cuando me invade la añoranza y el sentimiento de anhelo de la edad media, normalmente corto la luz de mi hogar y cierro la llave de paso del agua. Acto seguido busco un objeto adecuado para obtener algo de iluminación, lo que se traduce en buscar velas a oscuras por toda la casa como un carajote. Después, bajo por la escalera hasta la calle con un par de cubos y los lleno de agua fresca en una fuente de esas de botón. Subo de nuevo la escalera y ya una vez en casa, entro en plena catarsis con el medievo. Lo malo es que de vez en cuando, la telefonía móvil se muestra insultante por un descuido y lo fastidia todo. Al garete la catarsis y el medievo.
Por cierto, todo un mundo esto de la telefonía móvil. El mío en particular, que acostumbra a permanecer bastante desnutrido, cuando está hambriento acostumbra a hacerlo a través de un señor de voz muy desapacible. ¿Qué fue de aquella señorita que se dirigía a mi con amabilidad? Siempre me muestro tentado a desnutrirlo del todo, a llevarlo a la completa inanición. Ansío conocer que hay más allá del hombre de timbre desagradable, ¿Quizás un tigre de Bengala?. Espero que no. Nunca fui un apasionado de la pirotecnia.

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