jueves, noviembre 30, 2006

Graham Chapman Memorial



http://www.youtube.com/watch?v=fsHk9WC7fnQ

Graham Chapman, coautor del Sketch de “El Loro Muerto”, ya no existe. Ha dejado de ser, ha pasado a mejor vida, descansa en paz, la ha palmado, se ha ido al más allá, mordido el polvo, la ha diñado, ha exhalado su último aliento, y ha ido a encontrarse con el Gran Jefe del Entretenimiento Ligero en los cielos.
Y supongo que todos pensamos lo triste que es que un hombre de tal talento, tal capacidad y amabilidad, de tal inteligencia, se haya desvanecido tan de repente a la edad de tan sólo cuarenta y ocho años, antes de que pudiese alcanzar muchas de las cosas de las que era capaz, y antes de que se hubiese divertido lo suficiente.
Bueno, creo que debería decir: “Chorradas. Que tenga buen viaje, el cabrón aprovechado este. Espero que se fría”.
Y la razón por la que pienso que debería decir esto es que el núnca me perdonaría si no lo hiciese, si dejase pasar esta maravillosa oportunidad de tomaros el pelo en su honor. Lo tenía todo salvo el buen gusto constante. Pude oirle ayer por la noche, mientras escribía estas palabras, susurrándome al oido:
“Vale, Cleese, estás muy orgulloso de ser la primera persona que dijo “mierda” en la televisión británica. Si este acto es para mí, para empezar, quiero que seas la primera persona que diga “Joder!” en un funeral británico.


Graham Chapman, co-author of the ‘Parrot Sketch,’ is no more.
He has ceased to be, bereft of life, he rests in peace, he has kicked the bucket, hopped the twig, bit the dust, snuffed it, breathed his last, and gone to meet the Great Head of Light Entertainment in the sky.
And I guess that we’re all thinking how sad it is that a man of such talent, such capability and kindness, of such intelligence should now be so suddenly spirited away at the age of only forty-eight, before he’d achieved many of the things of which he was capable, and before he’d had enough fun.
Well, I feel that I should say, “Nonsense. Good riddance to him, the freeloading bastard! I hope he fries. ”
And the reason I think I should say this is, he would never forgive me if I didn’t, if I threw away this glorious opportunity to shock you all on his behalf. Anything for him but mindless good taste. I could hear him whispering in my ear last night as I was writing this:
“Alright, Cleese, you’re very proud of being the first person to ever say ’shit’ on British television. If this service is really for me, just for starters, I want you to be the first person ever at a British memorial service to say ‘fuck’!”

viernes, noviembre 24, 2006

Apelayismo/Dipelayismo



Apelayismo: Teoría que niega la existencia de Don Pelayo.

Dipelayismo: Teoría que sustenta que Don Pelayo y Jose Luis Moreno son la misma persona, bajo la premisa de que nunca se les ha visto juntos.


*Don Pelayo: caudillo astur del siglo VIII (muerto en 737) que se opuso al poder musulmán y llegó a fundar el Reino de Asturias. Se desconoce su lugar de nacimiento, pues diversas fuentes le atribuyen un origen gallego, asturiano, cántabro, cordobés o incluso británico, todas ellas con notable intención de justificación política.

jueves, noviembre 16, 2006

Technoflex I-150

La música autóctona de Cádiz no es el jazz, no es el blues, no es el hip-hop. No es el pop, no es el rock, no es el heavy-metal. Ni siquiera es el carnaval.
La música propia de la "Tacita de Ag" es la que proviene de lo más profundo de la tierra, de sus calles, de sus plazas, de sus edificios, de sus ventanas, de su cemento...
Es aquella que oímos día tras día, sin interrupción, sin faltar a su cita, bien temprano o a la hora de la siesta...
Música elaborada por un instrumento que produce una nota indeterminada...
Melodía que se entremezcla con el polvo que levanta a su alrededor....

La música en Cádiz es una rotaflex.

miércoles, noviembre 08, 2006

Nunca he querido trabajar en otra cosa.



No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe…, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.

Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?

En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente… inútil.

La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.

Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la “era posliteraria”. Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de televisión–, resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.

De todos modos, en lo que respecta al estado de la novela, al futuro de la novela, me siento bastante optimista. Hablar de cantidad no sirve de nada cuando nos referimos a los libros; porque no hay más que un lector, sólo un lector en todas y cada una de las veces. Lo que explica el particular influjo de la novela, y por qué, en mi opinión, nunca desaparecerá como forma literaria. La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento.

Nunca he querido trabajar en otra cosa.

Paul Auster

miércoles, noviembre 01, 2006

Alan Ladd (conclusión)

Repasar la filmografía de Alan Ladd me permitió descubrir grandes obras como Raíces profundas, El rebelde orgulloso, La dalia azul, Los insaciables..., pero sobre todo ayudaban a distraerme. Me alejaban de mis pensamientos, y eso en la situación en la que me encontraba, ya era mucho. Estas sesiones de cine, junto con las visitas diarias a Forest Lawn fueron dando un sentido a mi vida. Un sentido en el que todo giraba en torno a Alan Ladd.
Poco a poco fui recuperando la vida, gracias al mismo hombre por el que la había perdido.
Y una mañana, la conocí a ella. La conocí en Forest Lawn; ella también había ido a depositar flores a Alan. Nunca le conté mi historia, ni ella la suya a mí, pero nos enamoramos. Todo gracias al Sr. Ladd. Sentí como si hubiera nacido de nuevo; incluso me bauticé.
Y así fue como reconstruí mi vida a partir de una muerte, una vida más feliz y dichosa que la que tenía anteriormente. Así de caprichoso es el destino.
Por supuesto que continué acudiendo a diario a visitar a mi amigo el pequeño gran actor, pero esta historia acaba el día que le propuese matrimonio a mi compañera. Sólo llevábamos unas pocas semanas juntos, pero así son las cosas. Fue una cosa así:
-Quiero que nos casemos, Susan. Tú eres mi vida.
¿Estás seguro? ¿Es eso cierto? ¿No me tomas el pelo? -respondío ella entre lágrimas.
-Estoy seguro, y esto que te he dicho es tan cierto como que Paul Newman tiene los ojos azules.
Lo dije sin pensar, se me escapó. Y la respuesta de ella cayó sobre mí como una losa.
-Pero si los tiene verdes - contestó ella.