miércoles, diciembre 27, 2006

Funambulista fetichista

Toda guerra deja secuelas, y más si se trata de de una batalla contra trapecios alienígenas.
Los seres humanos que allí intervenimos como soldados no fuimos menos, y por tanto no escapamos a esa premisa. La guerra nos marcó.
A cada uno nos afectó de manera diferente, y nos dejó huellas físicas y psicológicas que nos acompañaron durante el resto de nuestras misereables vidas.
De entre mis compañeros de regimiento, para el bueno de Moriarty la consecuencia mental de tanta muerte fue una adicción irreversible hacia las películas de serie b. En cuanto a Mortymer, sé que se aficionó a lo más parecido a la ruleta rusa. Se hizo jugador profesional de balón prisionero. El cabo Morgan, durante meses creyó que era una zarigüeya, para después creer que era un manatí, y más tarde acabar sus días en este mundo convencido vehementemente de que realmente era un tapir con enormes preocupaciones metafísicas. Síndrome psicozoomórfico lo llamaron.
Pero de todos los compañeros que estuvimos en aquel infierno, el caso más llamativo fue sin duda el de nuestro admirado teniente Flanagan. El teniente, que era más conocido durante la guerra como fetichista Flanagan, dada su costumbre de andar siempre en la batalla con zapatos de tacón, quizás fue al que más le afectó todo lo que allí experimentamos. De entre las muchas secuelas que padeció, quizás la más destacable fue la que afectaba a su habla, y es que el teniente Flanagan, comenzó a expresarse como si la vida se tratara de un comic de Mortadelo y Filemón, de manera que su lenguaje pasó a constituirse en un compendio de vocablos tales como corcho, recorcho, córcholis, cáspita, rayos y centellas... .
Para quien había estado tanto tiempo combatiendo, metido en el fregado, volver a la cotidianidad no era tarea nada sencilla. Para Flanagan no fue diferente y tras cierto tiempo desorientado, encontró su sitio y empleo en el Gran Circo Vía Láctea.
Antes de la guerra, el teniente había sido un gran funambulista y tras ella, encontró su oportunidad para reconstruir su vida haciendo aquello para lo que realmente servía. Pero algo había cambiado. Flanagan se negaba a abandonar su condición de fetichista, estaba demasiado apegado a sus tacones como para abandonarlos siquiera los escasos momentos que duraban sus actuaciones, de modo que se convirtió en el primer funambulista fetichista.
No era fácil caminar sobre un alambre, y Flanagan lo hacía en tacón de aguja, de manera que se ganó la admiración (que no el respeto) del gran público, y sus actuaciones llegaron a tener gran trascendencia medíatica.
Y así fue como medio mundo pudo contemplar en directo, como un ex-teniente, que había aniquilado a miles de invasores alienígenas y que en los últimos años había aunado pasión más profesión, se precipitaba a una muerte segura gracias a un alambre y a unos zapatos de tacón demasiado finos incluso para un consumado malabarista... . Cayó al vació y apenás le dió tiempo a exclamar ¡sapristi!

jueves, diciembre 21, 2006

Chelsea Hotel


The young woman in that elevator
was Janis Joplin and the young
man was Leonard Cohen.
And unlikely combination.
However, out of that grotesque
union, came this song...




I remember you well in the Chelsea Hotel,
you were talking so brave and so sweet,
giving me head on the unmade bed,
while the limousines wait in the street.

Those were the reasons and that was New York,
we were running for the money and the flesh.
And that was called love for the workers in song
probably still is for those of them left.

Ah but you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, I never once heard you say,
I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you
and all of that jiving around.

I remember you well in the Chelsea Hotel
you were famous, your heart was a legend.
You told me again you preferred handsome men
but for me you would make an exception.
And clenching your fist for the ones like us
who are oppressed by the figures of beauty,
you fixed yourself, you said, "Well never mind,
we are ugly but we have the music."

Ah but you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, I never once heard you say,
I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you
and all of that jiving around.

I don't mean to suggest that I loved you the best,
I can't keep track of each fallen robin.
I remember you well in the Chelsea Hotel,
that's all, I don't even think of you that often.

jueves, diciembre 14, 2006

Holanda is not Belen

Ya están aquí las felices fiestas (póngase entrecomillado si se desea) y se estima conveniente hacer un pequeño análisis sobre la cultura religiosa - popular en forma de cancioncillas conocidas como villancicos. Los villancicos, originariamente eran canciones populares sin referencias de orden religioso entonadas en festividades, hasta que la iglesia los adoptó generosamente en su seno. Por cierto, la palabra villancico proviene de villano (en el buen sentido medieval de la misma).
Si uno se detiene a analizar detenida y pacientemente estas composiciones, lo que primero destaca en todas ellas es su tremenda ambigüedad. Su mensaje no es nada claro, es confuso y da pie a todo tipo de interpretaciones diferentes. Personalmente, tengo cierta predilección por aquel conocido con el nombre de Ya vienen los reyes magos. Buscando, he llegado a encontrar muchísmas versiones con letras distintas de este gran hit navideño, de manera que inserto aquí unas estrofas de la que me parece la interpretación más completa y que reza tal que así:

Ya vienen los Reyes Magos
ya vienen los Reyes Magos
caminito de Belén
olé, olé, Holanda y olé
Holanda ya se ve

Cargaditos de juguetes
cargaditos de juguetes
para el Niño de Belén
olé, olé, Holanda y olé
Holanda ya se ve

Como el camino es tan largo
como el camino es tan largo
pide el Niño de beber
olé, olé Holanda y olé
Holanda ya se ve

No pidas agua mi vida
no pidas agua mi vida
no pidas agua mi bien
olé, olé Holanda y olé
Holanda ya se ve

Que los ríos vienen turbios
que los ríos vienen turbios
y no se puede beber
olé, olé Holanda y olé
Holanda ya se ve

Lo primero que llama la atención, son sin duda los archiconocidos versos olé, olé Holanda y olé, Holanda ya se ve. Porque más de uno se preguntará ¿En qué pasaje de La Biblia se relata la visita de los reyes magos a Holanda? ¿Qué puñetas hacen los predistigitadores reales en los Paises Bajos?
Por otro lado, la coplilla relata que María y el niño también se dirigen al mismo lugar. Esto no deja de ser curioso, porque una estrofa más arriba se nos ha dicho que los magos van hasta las trancas de juguetes para dárselos al niño de Belén. Luego una de dos: o se los dan por el camino o están dando una vuelta que no veas para acabar en Belén y ya entregárselos allí. Espero que no se les pusiera mala la mirra por el camino. Doy por supuesto que el niño de Belén, es el pibe de María.
Otra de las estrofas, hace referencia a los ríos de aguas turbias, lo que es una nueva referencia al paisaje holandés, bañado por numerosos ríos que cruzan su territorio, como por ejemplo el célebre Rin, que viene a desembocar en Rotterdam.
Ha llegado el momento de revelar lo que ya se conoce como el misterio holandés. Bien, tras muchos meses de estudios y bla bla bla, yo y mi amplio equipo de colaboradores hemos llegado a la siguiente conclusión: el rey mago conocido como Baltasar era un ciudadano holandés. Descendiente, seguramente de inmigrantes, su nombre real sería Vaaltasar, que con el paso del tiempo y su enorme uso ha acabado derivando en el conocido nombre de Baltasar. Cosas de la onomástica. Y es que la población holandesa cuenta históricamente con gran número de inmigrantes, de los cuales un 6,9% serían de origen asiático. Por tanto, es un nombre originario de esta zona, ya siendo popularizado posteriormente en Asiria a raíz de la posterior marcha de Vaaltasar a dicho estado. Es por tanto el villancico, un relato de la vuelta de Vaaltasar a sus orígenes, al sitio donde nació. Igualito que John Wayne en El hombre tranquilo.
Por último, continuando con lo que se decía en este espacio recientemente, observamos nuevamente como la figura de San José ha vuelto a ser obviada en esta alegre copla.
No aparece por ningún lado, ni se le nombra. Quizás se quedara hasta tarde en la carpintería preparando unos pedidos. Ya deciamos que su papel en todo esto era de absoluto secundario. Es el Slim Pickens de La Biblia. Continuamente eludido, apenas goza de algún momento de gloria. Gloria, de la que sí goza la paloma (también llamada Espíritu Santo) que aunque aparece poco, sí lo hace en momentos decisivos. Se muestra para concebir y en Pentecostés. Se podría decir que se coloca bien, como Donato, aquel simpático futbolista. Habrá quien deduzca de todo esto que el Espírutu Santo es Donato, pero eso ya es otra historia... .

miércoles, diciembre 06, 2006

Three of a kind


Navidad almibarada:

Un clásico de las cestas de navidad, entre tanto producto típico y bienvenido, son las sorpendentes latas de piña en almíbar. ¿Qué pintan ahí? ¿Quién tuvo la genial idea de incluirlas creyendo que pasarían desapercibidas? Con suerte, quizás en tu cesta también te incluyan una de melocotón.

San José:

Entre tanta historia de ese culebrón con tantos personajes también conocido como La Biblia, es destacable el lamentable personaje de San José. El humilde carpintero esposo de una mujer concebida por una paloma. Que vida más puta. Palomas, que también son conocidas como ratas del aire. La de enfermedades que cogería esa mujer... .

La dura vida del actor:

No hace mucho, reconocí en un anuncio televisivo de bolsas de aspiradoras a un actor que formó parte de una serie de relativa audiencia en su época. Me vengo a referir a que este tipo anuncia bolsas de aspiradora, es decir, que no tiene categoría suficiente para anunciar aspiradoras en sí. Sólo las bolsas. Seguramente antes anunciaba pelusas, y con el paso del tiempo y algo de suerte, quizás acabe anunciado las mencionadas aspiradoras, una vaporeta o hasta un secador de pelo.