Repasar la filmografía de Alan Ladd me permitió descubrir grandes obras como Raíces profundas, El rebelde orgulloso, La dalia azul, Los insaciables..., pero sobre todo ayudaban a distraerme. Me alejaban de mis pensamientos, y eso en la situación en la que me encontraba, ya era mucho. Estas sesiones de cine, junto con las visitas diarias a Forest Lawn fueron dando un sentido a mi vida. Un sentido en el que todo giraba en torno a Alan Ladd.
Poco a poco fui recuperando la vida, gracias al mismo hombre por el que la había perdido.
Y una mañana, la conocí a ella. La conocí en Forest Lawn; ella también había ido a depositar flores a Alan. Nunca le conté mi historia, ni ella la suya a mí, pero nos enamoramos. Todo gracias al Sr. Ladd. Sentí como si hubiera nacido de nuevo; incluso me bauticé.
Y así fue como reconstruí mi vida a partir de una muerte, una vida más feliz y dichosa que la que tenía anteriormente. Así de caprichoso es el destino.
Por supuesto que continué acudiendo a diario a visitar a mi amigo el pequeño gran actor, pero esta historia acaba el día que le propuese matrimonio a mi compañera. Sólo llevábamos unas pocas semanas juntos, pero así son las cosas. Fue una cosa así:
-Quiero que nos casemos, Susan. Tú eres mi vida.
¿Estás seguro? ¿Es eso cierto? ¿No me tomas el pelo? -respondío ella entre lágrimas.
-Estoy seguro, y esto que te he dicho es tan cierto como que Paul Newman tiene los ojos azules.
Lo dije sin pensar, se me escapó. Y la respuesta de ella cayó sobre mí como una losa.
-Pero si los tiene verdes - contestó ella.
miércoles, noviembre 01, 2006
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