miércoles, octubre 31, 2007

Felices fiestas, supongo


Jesucristo, el crack:

Conozco a un tipo que afirma que Jesucristo era un crack, un fenómeno, algo así como el Michael Jordan de de época. La aseveración trae a mi juicio, ímplicitamente la siguiente pregunta: Si Jesucristo practicara algún deporte de carácter colectivo a nivel profesional, ¿Qué dorsal luciría en la espalda? ¿El 33?


Felices fiestas:

Miro el calendario. Finales de octubre, certifica éste. Examino con detenimiento la calle en la que habito: es navidad. Miro el calendario. Sin novedad en el frente. Ausencia de saltos espacio-temporales. Observo la calle: fun, fun, fun.
¿A quién hay que creer? ¿Al calendario, al raciocinio o al alumbrado festivo compuesto de estrellas fugaces y fracciones de abetos? Habrá que ir desempolvando "Los fantasmas atacan al jefe", "La vida de Brian" y "Que bello es vivir".

Paseando, mis pupilas perciben anuncios de celebraciones de esa festividad tan nuestra, tan de aquí, tan intrínsicamente ligada a nuestra historia, pasado y cultura como es Jalowín. Mi peculiar lógica me indica -acertadamente o no-, que si aquí se está celebrando Jalowín, en USA, por esa regla de tres, se están pegando un atracón de castañas, nueces y huesos de santo. Imagino que habrá ya algunos neoyorquinos ansiosos por encender el horno a todo trapo para insertar sus boniatos y habrá algún californiano que esté ejerciendo las veces de sastre tomándole las medidas a un pollo con objeto a disfrazarlo de alguna manera hasta entonces insólita.

-¿Stanley?
- Felices fiestas, supongo.

jueves, octubre 25, 2007

El primo de Colombo


Decía recientemente uno de vuestros políticos, al ser encuestado sobre cierto problema global, algo así como "Pues oiga, mi primo que es físico me ha dicho que... ". Inevitablemente, al oir esto me acordé de Peter Falk. Es decir, del teniente Colombo. Y más en concreto, del primo de Colombo. ¿Que quién es el primo de Colombo? Empecemos por el principio.

El teniente Frank Colombo, ese detective destartalado, de apariencia torpe y despistada, de eterna gabardina y libreta con puro a medio terminar, era lo que se conoce como un tipo listo. Su genialidad radicaba en su estética de antihéroe, de tipo incapaz de resolver nada y mucho menos un asesinato. Su aspecto desaliñado, su provocada torpeza y su ruinoso peugeot 403 hacían que el sospechoso se confiara, siendo más proclive a cometer un fallo en un momento dado que acabará delatándolo. Porque Colombo acudía una y otra vez al sospechoso, era lo que se conoce vulgarmente como un auténtico coñazo, apuntando datos en su libreta sin parar, datos que parecen que nunca le van a llevar a nada en claro y cuando el tipo en cuestión respiraba aliviado por lo que parecía la marcha definitiva del teniente, éste volvía finalmente sobre sus pasos y con rostro confuso soltaba aquello de "Ah, casi se me olvidaba mencionar un detalle..." Ahí se acababa todo. Pues no era tan tonto, pensarían entonces los criminales, que estos si que se quedaban con cara de idem.

En la averiguación de los delitos, Colombo no estaba solo. Su mujer jugaba un papel muy importante. Y su primo, claro está. Porque eran estos dos personajes los que realmente le aportaban el detalle que a la postre sería decisivo en la resolución del caso. Y es que en sus múltiples conversaciones con los sospechosos en cuestión, la mujer del teniente, su mujer y el primo, su primo, siempre tenían algo que decir indirectamente. "Ah, mi mujer tenía uno de esos...", "¿Sabe qué?, tengo un primo que es biólogo y me ha dicho que..."

Nunca salieron físicamente en la pantalla ninguno de los mencionados familiares, de los que se duda acerca de su existencia. Sin embargo, el político -al que sólo le debo que me hiciera recordar al teniente- es real como la vida misma. Su primo no lo sabemos, pero personalmente, prefiero escuchar las opiniones de la mujer y del primo del detective.

viernes, octubre 19, 2007

El delator

A Jesse James lo asesinaron dos de sus hombres. Los cobardes hermanos Charlie y Robert Ford. Sucedió en Missouri, en 1882. Un año antes, Henry Mc Carthy, más conocido como William H. Bonney o Billy el niño, muere en Fort Summer a manos de su ex-compañero y amigo Patt Garret. De nada le sirvieron sus supuestas últimas palabras: ¿Quién es?.

Bastantes siglos antes de todo esto, el Che Guevara de la antiguedad, es decir, el caudillo lusitano conocido como Viriato, encabezaba la unión de gran parte de las llamadas "tribus bárbaras" de la Península Ibérica y las conducía a una confrontación exitosa contra las invasoras legiones romanas. Estas tribus, de estética marxista y división propia de la izquierda política, situó contra las cuerdas al todopoderoso imperio romano, más cercano ideológicamente a los futuros Estados Unidos y su concepto de "bellum iustum". Esto ocurría alrededor del 147 a.C.
Varios años después, en torno al 139 a.C. una conjura acabaría con la vida del idealista Viriato. La conspiración había sido llevada a cabo por tres de sus hasta entonces camaradas, Ditalcón, Audax y Minuro, que cuando reclamaron su premio obtuvieron la muerte. Roma no pagaba traidores.
Sin el carismático caudillo, la balanza se inclinaría definitivamente del lado del poderoso agresor. En el 133 a.C. y tras quince meses de asedio, caía definitivamente Numancia.

La traición tiene múltiples formas y siempre un mismo fin. También se dice que viene acompañada de un sentimiento conocido como arrepentimiento. Sobre esta sensación nos podría haber ilustrado el más mediático de los desleales. El más insigne de los alevosos, los indignos, los renegados y conspiradores. Y es que Judas, tras su delación, se convirtió en un hombre atormentado. Sirva como prueba de esto las últimas palabras conocidas del ex-apostol tras obtener la recompensa de su acusación, dadas a conocer hace muy pocos años, resultado de magnas investigaciones:

Dios mío, que es lo que he hecho
explícame que me pasa
dime por qué haces conmigo esto.
Estoy volviéndome loco,
te juro que no lo entiendo,
me han dado treinta monedas
y ahora no se cuanto tengo en euros

jueves, octubre 11, 2007

Llueve sobre mojado

Una vocal, si está bien situada, puede llegar a cambiar el mundo.
Los acontecimientos ocurrieron una tarde como otra cualquiera. Paseaba apuradillo sin un duro en el bolsillo cuando observé fascinado un letrero en formato Din A4 sobre el cristal de una cafetería que rezaba: Lleven barquillos de canela. Automáticamente sentí la inaplazable necesidad de hacer una leve modificación sobre el rótulo que, por otro lado, supondría un profundo cambio en su contenido. El letrero tras la ingeniosa rectificación quedó de la siguiente manera: Llueven barquillos de canela.
Orgulloso de mi simpática ocurrencia me senté a esperar acontecimientos.
Los primeros viandantes que pasaron junto a la cafetería, en un acto sin duda reflejo reaccionaron examinando el firmamento. Tras un breve rato de contemplación seguían su camino no sin cierto aire de confusión en la expresión de sus rostros.
Conforme pasaron las horas pude atisbar peatones que ya sí que llevaban paraguas, aunque el criterio sobre la posición a fijar del mismo no era ni mucho menos unánime. Algunos de ellos portaban el objeto en su posición tradicional, mientras que otros lo manejaban en la posición inversa, es decir, con el varillaje adoptando una posición convexa y el bastón hacia arriba, en lo que vulgarmente se conoce como posición de recoger caramelos.
Hubo también quien exclamó que, si al mismo tiempo lloviera café constituiría un todo perfecto.

viernes, octubre 05, 2007

El tercer hombre


"¿Víctimas? No seas melodramático. Dime, ¿realmente sentirías pena por uno de esos puntos que están abajo moviéndose? Y ahora dime, si yo te ofreciera veinte libras por cada punto que se parara, ¿realmente me dirías que me guardara mi dinero o empezarías a contar cuantos puntos puedes parar?


"En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia hubo guerras, terror, sangre y muerte, pero surgieron Miguel Angel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza hubo amor y fraternidad, 500 años de democracia y paz y ¿que tenemos? El reloj de cuco"