A Jesse James lo asesinaron dos de sus hombres. Los cobardes hermanos Charlie y Robert Ford. Sucedió en Missouri, en 1882. Un año antes, Henry Mc Carthy, más conocido como William H. Bonney o Billy el niño, muere en Fort Summer a manos de su ex-compañero y amigo Patt Garret. De nada le sirvieron sus supuestas últimas palabras: ¿Quién es?.
Bastantes siglos antes de todo esto, el Che Guevara de la antiguedad, es decir, el caudillo lusitano conocido como Viriato, encabezaba la unión de gran parte de las llamadas "tribus bárbaras" de la Península Ibérica y las conducía a una confrontación exitosa contra las invasoras legiones romanas. Estas tribus, de estética marxista y división propia de la izquierda política, situó contra las cuerdas al todopoderoso imperio romano, más cercano ideológicamente a los futuros Estados Unidos y su concepto de "bellum iustum". Esto ocurría alrededor del 147 a.C.
Varios años después, en torno al 139 a.C. una conjura acabaría con la vida del idealista Viriato. La conspiración había sido llevada a cabo por tres de sus hasta entonces camaradas, Ditalcón, Audax y Minuro, que cuando reclamaron su premio obtuvieron la muerte. Roma no pagaba traidores.
Sin el carismático caudillo, la balanza se inclinaría definitivamente del lado del poderoso agresor. En el 133 a.C. y tras quince meses de asedio, caía definitivamente Numancia.
La traición tiene múltiples formas y siempre un mismo fin. También se dice que viene acompañada de un sentimiento conocido como arrepentimiento. Sobre esta sensación nos podría haber ilustrado el más mediático de los desleales. El más insigne de los alevosos, los indignos, los renegados y conspiradores. Y es que Judas, tras su delación, se convirtió en un hombre atormentado. Sirva como prueba de esto las últimas palabras conocidas del ex-apostol tras obtener la recompensa de su acusación, dadas a conocer hace muy pocos años, resultado de magnas investigaciones:
Dios mío, que es lo que he hecho
explícame que me pasa
dime por qué haces conmigo esto.
Estoy volviéndome loco,
te juro que no lo entiendo,
me han dado treinta monedas
y ahora no se cuanto tengo en euros
viernes, octubre 19, 2007
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