El día que me personé en Confecciones Tinoco con objeto de comenzar a trabajar allí, la emoción me embargaba, y es que como gaditano, la posibilidad de ocuparme allí representaba lo máximo a lo que uno podía y quería aspirar. Tanto era así, que cuando le estreché la mano al mismísimo magnate del traje, Freddie Tinoco, por poco no me meo en los pantalones.
Tinoco representaba en Cádiz, lo mismo que podían encarnar los Almacenes Harrods para Londres, o los lujosos escaparates de Tyfanni's o Cartier en la famosa Quinta Avenida para el ciudadano neoyorquino y el nombre de Freddie Tinoco era conocido y respetado por toda la ciudadanía sin apenas excepción. Y la excepción apareció con otro nombre propio; el de Eutimio.
Morty Eutimio abordó la ciudad con una sonrisa en el rostro y un puñado de buenas palabras y mejores intenciones, pero cuando situó su negocio tan cercano al del Sr. Tinoco, la tensión se hizo insostenible. Había comenzado la lucha por el monopolio del traje.
El primer paso que daron ambos potentados, fue el de intentar arrinconar a su adversario, de manera que uno y otro se dedicaron a abrir nuevos centros en la zona, pero sin que ninguno lograra finalmente alcanzar su objetivo. Lo único que consiguieron, fue aumentar la tirantez, siendo el epicentro del conflicto la demarcación comprendida entre las calles Pelota y Compañía.
Durante varios meses la situación prosiguió en una especie de calma tensa, hasta que se fue acercando una fecha muy señalada; la festividad del Corpus. Y es que dicha celebración suponía la época de mayores ingresos del negocio, ya que para ese día la tradición demandaba que todos los ciudadanos estrenaran alguna prenda. En ese momento, todo se desmadró y así fue como se establecieron los inicios del crimen organizado en la capital gaditana. Durante las semanas anteriores al Corpus, se sucedieron los actos de sabotaje, perjuicio, atropello y delito en general.
Las noticias del momento recogían día tras día las diferentes fechorías llevadas a cabo: numerosos asaltos a camiones con cargamentos de trajes, adulteramiento y quebranto sobre indumentarias para que estas presentaran una excesiva rigidez en la zona de la sisa, sabotaje de alfileres, bloqueo y destrucción de perchas... .
Cuando llegó el día de la festividad, la tesitura había llegado a su límite, con una población dividida en favor de uno u otro bando, el olor a sangre y vendetta flotaba en el aire. Había llegado el momento.
Fue en ese momento, cuando nuestro Don, Freddie Tinoco reunió a sus empleados de confianza para formar un cuerpo de vanguardia. Y nos bautizó. A partir de entonces, se nos conoció como los vengadores de Tinoco.
La batalla se prolongó durante más de tres días, donde hombres y mujeres ataviados con sus mejores galas pelearon con todo tipo de armas textiles, como perchas, velcros, alfileres, cinturones, pisa-corbatas... en lo que se denominó históricamente como Corpus Sangriento.
Al cabo de ese tiempo, la ciudad amaneció desolada. Las calles, emergieron salpicadas a base de jirones, pedazos de mangas, perneras, costuras... erigiendo un océano de tela rasgada.
Y aunque ya hace mucho de eso, y los vengadores fueron disueltos, Tinoco y Eutimio continúan, codo con codo, compartiendo calle en un estado de aparente calma.
Calma, que uno nunca sabe cuando puede romperse, quizás sólo hace falta un traje cuya sisa tire más de lo debido... .
jueves, enero 25, 2007
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5 comentarios:
... y te regalan camisa y corbata
enorme una vez más coke, enorme
puto genio, puto genio
Eres un artista!!!
He detectado una pequeña errata coke pisha, Tyfanni es mas bien tiffany, saludos.
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