jueves, enero 25, 2007

Tinoco's Avengers

El día que me personé en Confecciones Tinoco con objeto de comenzar a trabajar allí, la emoción me embargaba, y es que como gaditano, la posibilidad de ocuparme allí representaba lo máximo a lo que uno podía y quería aspirar. Tanto era así, que cuando le estreché la mano al mismísimo magnate del traje, Freddie Tinoco, por poco no me meo en los pantalones.
Tinoco representaba en Cádiz, lo mismo que podían encarnar los Almacenes Harrods para Londres, o los lujosos escaparates de Tyfanni's o Cartier en la famosa Quinta Avenida para el ciudadano neoyorquino y el nombre de Freddie Tinoco era conocido y respetado por toda la ciudadanía sin apenas excepción. Y la excepción apareció con otro nombre propio; el de Eutimio.
Morty Eutimio abordó la ciudad con una sonrisa en el rostro y un puñado de buenas palabras y mejores intenciones, pero cuando situó su negocio tan cercano al del Sr. Tinoco, la tensión se hizo insostenible. Había comenzado la lucha por el monopolio del traje.
El primer paso que daron ambos potentados, fue el de intentar arrinconar a su adversario, de manera que uno y otro se dedicaron a abrir nuevos centros en la zona, pero sin que ninguno lograra finalmente alcanzar su objetivo. Lo único que consiguieron, fue aumentar la tirantez, siendo el epicentro del conflicto la demarcación comprendida entre las calles Pelota y Compañía.
Durante varios meses la situación prosiguió en una especie de calma tensa, hasta que se fue acercando una fecha muy señalada; la festividad del Corpus. Y es que dicha celebración suponía la época de mayores ingresos del negocio, ya que para ese día la tradición demandaba que todos los ciudadanos estrenaran alguna prenda. En ese momento, todo se desmadró y así fue como se establecieron los inicios del crimen organizado en la capital gaditana. Durante las semanas anteriores al Corpus, se sucedieron los actos de sabotaje, perjuicio, atropello y delito en general.
Las noticias del momento recogían día tras día las diferentes fechorías llevadas a cabo: numerosos asaltos a camiones con cargamentos de trajes, adulteramiento y quebranto sobre indumentarias para que estas presentaran una excesiva rigidez en la zona de la sisa, sabotaje de alfileres, bloqueo y destrucción de perchas... .
Cuando llegó el día de la festividad, la tesitura había llegado a su límite, con una población dividida en favor de uno u otro bando, el olor a sangre y vendetta flotaba en el aire. Había llegado el momento.
Fue en ese momento, cuando nuestro Don, Freddie Tinoco reunió a sus empleados de confianza para formar un cuerpo de vanguardia. Y nos bautizó. A partir de entonces, se nos conoció como los vengadores de Tinoco.
La batalla se prolongó durante más de tres días, donde hombres y mujeres ataviados con sus mejores galas pelearon con todo tipo de armas textiles, como perchas, velcros, alfileres, cinturones, pisa-corbatas... en lo que se denominó históricamente como Corpus Sangriento.
Al cabo de ese tiempo, la ciudad amaneció desolada. Las calles, emergieron salpicadas a base de jirones, pedazos de mangas, perneras, costuras... erigiendo un océano de tela rasgada.
Y aunque ya hace mucho de eso, y los vengadores fueron disueltos, Tinoco y Eutimio continúan, codo con codo, compartiendo calle en un estado de aparente calma.
Calma, que uno nunca sabe cuando puede romperse, quizás sólo hace falta un traje cuya sisa tire más de lo debido... .

viernes, enero 19, 2007

Red River


En cierta ocasión, un tipo regresaba a casa en taxi ya de madrugada. A aquel tipo le gustaba conversar, así que esa vez no fue menos. Mientras mantenía con el taxista la típica charla sobre Kierkegaard y las deidades fálicas hubo un momento en que el conductor del vehículo le mencionó las siguientes palabras: -"Lo que son las cosas, nombras a alguien y enseguida aparece". Aquel tipo, al escuchar aquella frase, no vaciló un sólo segundo y sin saber por qué exactamente, tal vez víctima del subsconciente, como un resorte exclamó lo más fuerte que pudo: ¡John Wayne!.
El taxista quedó en el momento absolutamente desconcertado, estando a punto de perder el control del vehículo ante tan inesperada invocación.
La mala noticia, es que aquellas palabras no resultaron ser efectivas, de manera que el Sr. Wayne no apareció por ningún lado, pero al menos estuvieron dialogando lo que restaba de trayecto sobre las maravillas de Río Rojo.

jueves, enero 11, 2007

Algoritmo

Aquel ruido me despertó súbitamente. Se trataba de un ruido en mitad del silencio de la madrugada y me pareció que procedía de abajo. A medida que bajaba las escaleras el ruido se hacía más cercano, de manera que hubo un instante en que estuve lo bastante cerca como para apreciar que aquel sonido lo producía algun tipo de criatura y por alguna razón, tuve un mal presentimiento.
Una vez abajo vi una figura entre las sombras y fue entonces, cuando mis peores sospechas se hicieron realidad. Aquella cosa, fuera lo que fuera, no era de este mundo. Sin apenas tiempo a reaccionar, decidí acercarme sigilosamente hasta alcanzar el interruptor de la luz y fue en aquel momento cuando reconocí que demonios era aquello. Aquel monstruo no era sino una raíz cuadrada.
Mi reacción inmediata ante tal descubrimiento fue la de esconderme lo más veloz que pude debajo de la mesa. Asomé la cabeza con disimulo y pude contemplarla con absoluta claridad. No sólo era una raíz cuadrada, sino que era enorme y estaba devorando todos mis libros. Continué escondido por un tiempo, lo suficiente como para darme cuenta de que si hasta entonces no había reparado en mí era porque estaba entretenida alimentándose con mi extensa colección de volúmenes y lo que es peor, a la vez que iba engullendo iba aumentando de tamaño.
Aprovechando que seguía sin percibirse de mi presencia, me acerqué hasta el escritorio y abrí el segundo cajón, donde si no recordaba mal guardaba un revolver. Cogí el arma, comprobé su estado de un vistazo y vacié el cargador sobre la horripilante criatura matemática. Nada; ni se inmutó.
La golpeé con una silla, con un bate de baseball y le tiré encima una mesa. El resultado fue el mismo. Parecía que no había manera de acabar con ella. Fue entonces cuando lo vi claro; había que resolverla, eso era. Pero había un pequeño inconveniente, ¿cómo diablos se resolvía una raíz cuadrada?
Intenté hacer memoria, cogí lápiz y papel y me puse a ello. Debía darme prisa, ya que cada vez quedaban menos libros y entonces iría a por mi. Jugaba a mi favor que aquel ser no hacía distinciones, ni flitros de calidad entre los ejemplares que consumía, lo cual me daba más tiempo. Lo mismo masticaba Crimen y castigo que La granja de Teo.
Durante unos minutos la tensión fue insoportable, pues no daba con la solución y su aumento constante de tamaño no ayudaba de ninguna de las maneras. Pero fue posiblemente esa misma presión, la que me hizo dar todo de mi y lograr el objetivo. Así, que cuando apunté el último número en el papel, la criatura ya no estaba allí. Había desaparecido y yo estaba a salvo. Me aproximé al montón de viruta que había quedado de mis libros y lo revolví todo. No se había salvado nada. De repente noté que me faltaba aire, me asfixiaba, debía de ser un ataque de ansiedad o algo parecido. Corrí hacia la puerta y salí al exterior. Me tumbé en el césped boca arriba y logré recuperar mi respiración habitual. Ladeé un poco la cabeza y entonces lo vi. Se había salvado un libro. Me acerqué hasta él y lo cogí con enorme cariño. Cuando comprobé de que ejemplar se trataba, no pude sino esbozar una enorme sonrisa.
Posiblemente, incluso hubiera carcajeado sonoramente si no fuera por lo que presencié entonces. Porque fue en ese instante cuando vi el horror. Mis ojos lucharon por salirse de su órbitas y mi corazón parecía querer despegarse del resto del cuerpo en un latir frenético. En unos pocos segundos me encontré paralizado por el miedo y la locura. Porque aquello que se acercaba ladera abajo era lo más monstruoso, terrorífico y grotesco que jamás había visto nunca. Aquel aberrante ser que se acercaba y al que mis labios pedían clemencia, era sin duda una enorme fracción con decimales.

viernes, enero 05, 2007

The Wild Bunch



http://www.youtube.com/watch?v=8OLvEJ3kP1s

We all dream of being a child again, even the worst of us. Perhaps the worst most of all...