viernes, noviembre 16, 2007

La partida

Un hombre de edad adulta, sin causa aparente que lo justifique, va y desaparece. Sin dejar rastro. En un día como otro cualquiera, el tipo va a trabajar y no vuelve. Nadie sabe nada. Nadie sabe donde se encuentra.
Sus familiares, preocupados, dan parte a las autoridades competentes. Los medios se hacen eco de la noticia y su foto se publica en todas las primeras páginas de las gacetas locales. Los habitules temas de tertulia entre los conciudadanos pasan a un segundo plano. Sus allegados, colocan su fotografía en cada farola, en cada tablón de anuncios, en cada rincón. Arriba del retrato, la frase "Desaparecido". Abajo, un número de teléfono.
Pasan los días y la imagen del ausente en los periódicos se va viendo desplazada , poco a poco hacia rincones donde es más dificil de ser avistada. Cada vez más pequeña, cada vez más cerca de las páginas finales.
Pasan las semanas y la fotografía es sólo un recuerdo de quien la ha retenido en su memoria. En la mayoría de las farolas, tablones y demás lugares en los cuales se insertó, el retrato apenas se sujeta por una desvencijada grapa a punto de soltarse.
Alcanzamos los meses y el sujeto sigue en paradero desconocido, aunque apenas se habla ya de ello. Dando un paseo, llego a la altura de uno de esos postes en los que debería de encontrarse aún uno de aquellos carteles-denuncia. A simple vista no lo veo, pero tras observar un instante detenidamente, observo que sí que se encuentra, pero que se halla tapado por otros letreros, por otros anuncios. Uno de ellos proclama una desesperada búsqueda de un compañero de piso no fumador, otro ofrece una ganga en alquiler frente al mar, un tercero da noticia de un individuo a punto de abandonar su condición de soltero en beneficio -o no- de la de casado... y así.
Finalmente, abandono el lugar y la reflexión se me hace inevitable: Ahora sí. Definitivamente, ha desaparecido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te imagino, ahí parado en medio de la calle estudiando el poste...

Anónimo dijo...

Ya te imagino, ahí parado en medio de la calle estudiando el poste...