sábado, octubre 07, 2006

La simpatía del perdedor


Los perdedores son unos tipos que caen simpáticos. Quizá es por eso, porque nunca ganan, sus victorias sobre cualquier aspecto de la vida son efímeras. Ganan una batalla pero siempre pierden la guerra. El perdedor se nace, no se hace, y siempre en el momento más importante, cuando todo lo tiene a su favor, siempre falla. Y pierde, claro. El perdedor falla además por su propia naturaleza, su rol de vencido, de derrotado. Es como si de veras quisiera fracasar.
El cine, los libros, la música están llenos de grandes historias de perdedores. Quizás en el cine, El buscavidas haya sido la mejor historia de perdedores jamás contada, y en Tin Cup encontramos tal vez el mejor ejemplo de arruinarlo todo cuando se estaba tan cerca de alcanzar la gloria.
Pero es en los dibujos animados, donde encontramos la mayor cantidad de fracasados. En ellos, las historias suelen estar basadas en un perseguidor y un perseguido, donde huelga decir que el perseguidor seguirá persiguiendo hasta el día en que se muera porque nunca jamás alcanzará a su objetivo. Ejemplos de esto hay bastantes. Los orígenes estarían quizás en Tom y Jerry, y a partir de ahí repetición de la fórmula pero con distintos personajes, a cual más rebuscado: un coyote y un correcaminos, un conejo chistoso y un cazador, un gato y un canario... . Pero en todos encontramos la misma premisa: el perdedor nos cae bien. Y es que es inevitable no sentir afecto por el gato Jinx, por Silvestre, por los hambrientos coyote y Carpanta... .
Pero de todos los tipos que fracasan en la pantalla, siento predilección especial por el oso hormiguero. El oso hormiguero azul, aquel que se pasa la vida persiguiendo a una no tan insignificante hormiga que le da literalmente verdaderos dolores de cabeza. No sé si serán los primeros planos que se centran en su miradas que parecen decir "otra vez igual" mientras estallan carcajadas enlatadas o será la sublime melodía inicial a ritmo de jazz del ínclito Henry Mancini... . O será que es azul.

5 comentarios:

Kry dijo...

A mí me gusta mucho Silvestre, incluso me cae mejor que Piolín...aunque no sea azul.
Pollo sin cabeza también mola mil, cierto es.

Anónimo dijo...

Creo que hay un error semántico en una de las primeras afirmaciones de este artículo...

"Ganan una guerra pero siempre pierden la guerra"

En mi humilde opinión esta oración no es muy acertada porque es ciertamente una paradoja lo que aquí se describe... Supongo que la opción correcta mas lógica dado el contexto es cambiar una guerra por una ballata, ya que es imposible ganar una cosa que siempre se pierde por lógica proposicional de primer orden basica, estamos afirmando que una proposición es verdadera y la vez que es falsa, lo cual es simplemente incoherente. Gracias, un saludo.

Anónimo dijo...

Gracias por su corrección.

Anónimo dijo...

Evidentemente la frase que quería utilizar es la que usted acertadamente sugiere, sólo que fue un desliz.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Ah qué gran tipo el oso hormiguero. A mi me hacían especialmente gracia las risas enlatadas que ponían, no se, eran diferentes a las que solemos escuchar en telecomedias y demás.

Capello.