martes, abril 21, 2009

Dátiles


Será porque pasamos nuestro periodo prenatal en el interior de una membrana flotando sobre líquido amniótico y que cuando finalmente perdemos la vida nos ubican en el interior de una caja de madera, que la vida del ser humano gira alrededor de los envases.

Cuando hablamos de recipientes, lo hacemos de unos elementos aparentemente imperceptibles en su mejora, pero que sin duda evolucionan, siendo su desarrollo directamente proporcional a la idea de progreso. Su función principal no es otra que facilitarnos las cosas y de manera sorprendente, sus ideólogos no son héroes públicos aclamados por las masas. Yo sin ir más lejos, admiro por igual a Van Gogh que al tipo que inventó el bote de miel antigoteo.
Así, prácticamente todo viene en reconocibles envases, incluidos los dátiles. Y vengo a referirme a estos en particular, porque se encuentran en alarmante peligro de extinción. En concreto, la amenaza de desaparición no se encuentra en el fruto mismo, sino que se halla en el vocablo que comúnmente se usa para designarlo. La palabra dátil. Es un término que no se usa lo suficiente y que de continuar así las cosas, podría producirse su total exterminio.
Pero siempre hay almas dispuestas a luchar por lo que creen, y en este caso concreto, sé de ciudadanos particulares concienciados con el uso de la palabra para designar al fruto de la palmera datilera, que por iniciativa propia se han propuesto fomentar el uso de la misma. De esta forma, incluyen el mencionado término siempre que les es posible en una conversación, e incluso haciéndolo de manera inapreciable en muchos casos. Tenemos así, quien por ejemplo pronuncia "huellas datilares" en vez de dactilares, o "verso dátilo" por dáctilo, sin ir más lejos.

Hay también quien en lugar de dar los buenos días, desea los buenos dátiles.





jueves, abril 09, 2009

A Darth Vader




Ahora que Darth Vader tiene cáncer,
el imperalismo cósmico y celeste
se estremece, tirita, conmueve,
por la temida contingencia
de saberse huérfano y carente.


Fue tal vez la radiación
de su acero fluorescente.
O quizás fuera el cadmio
de la estrella de la muerte.


Sirva al menos la dolencia
como honrosa escapatoria.
Evitar un pleito por tirano,
que te condene un honrado,
recto, virtuoso, magistrado,
que posea nombre de rey mago.