¿Qué tienen en común Dios y maese Gepeto? ¿Que ambos llevan gafas para la vista? ¿Que nunca han pisado el suelo santo de un ikea? No van por ahí los tiros.
Se asemejan en su extraña o inusual manera de poseer descendencia. Su insólita manera de tener un hijo. Insólita manera, derivada sin duda de la consecuencia lógica de la profesión y condición de cada uno de ellos. Me explico. Para Dios, en su condición de ser todopoderoso, el proceso natural de tener un retoño que prolongue su divina estirpe, como ya sabrán es el formado por la anunciación y concepción, esta última a cargo del siempre intrigante Espíritu Santo en su forma física de ave o pichón. Sobre este asunto, cabe recordar las palabras de Santo Tomás de Aquí No en las que explicaba que el poder generador de el Espíritu Santo pasó a través del himen de la Virgen "como un rayo de sol atraviesa un cristal, sin romperlo". Por cierto, María estaba comprometida con un humilde carpintero, un tal José, al que un ángel en sueños le comunicó que no se preocupara, que aunque el hijo no era suyo, éste iba para figura y que se hiciese cargo de él si no era mucho molestar. Y es que José, antes de la mencionada aparición se comentaba que andaba el hombre algo mosqueadillo.
Sin embargo, para el señor maese Gepeto el procedimiento ordinario de engendrar vida es el derivado de su actividad profesional, la carpintería. De manera que se fabricó a su vástago (en este caso, no a su imagen y semejanza) a base de serrucho y lija, al más puro estilo bricomanía, al que infundió vida un hada madrina.
Y ya que hacemos referencia a bricomanía, a dicho programa es justo lo que le falta, concebir un hijo mediante el bricolaje. "Dar vida a la madera" ¿Se imaginan los amantes de la artesanía algo más plagado de romanticismo? Después de haber elaborado estructuras tan complejas como una piscina o una bañera, sería lo ideal como colofón al show, en una hermosa catarsis maderera inimaginable.
Dicho esto y como conclusión, es de recibo mencionar brevemente la tesis expuesta por el profesor Alfred Sankt, teoría en la cual aseveraba que, o bien San José era Gepeto o que éste último era una especie de San José evolucionado. En concreto, y según sus propias palabras Saint Joseph Reloaded. Los puntos básicos en los que apoyaba sus creencias eran los siguientes:
1. En la concordancia en cuanto a la actividad profesional de ambos personajes. Los dos, se dedican en cuerpo y alma a la carpintería.
2. En que San José no se conoce que usara lentes para la vista y en cambio Gepeto sí que las usaba. Este hecho lo interpretaba el profesor Sankt como una evolución del personaje, dada la mayor edad de Gepeto. Es decir, San José a medida que se hace mayor va perdiendo la visión y recurre al uso de unas gafas.
2. En la paternidad compartida. En el caso de San José, la compartía con Dios y en cuanto a Gepeto, es destacable el papel de Pepito Grillo como educador.
3. En la frustración. En este aspecto, Gepeto sería un San José despechado, que ante la imposibilidad de haber dado vida directa a aquél que consideró su propio hijo, ya alejado de toda presión social y como consecuencia del desarrollo de habilidades de su profesión, ve la posibilidad de ésta vez sí, tener su propio hijo sin que haya atisbo de duda, saldando así cuentas con el destino.
4. En la similitud o semejanza del episodio de Jonás y el gran pez con el de Gepeto y la ballena, y entre las enigmáticas figuras de el Espíritu Santo y el Hada Madrina.
Se asemejan en su extraña o inusual manera de poseer descendencia. Su insólita manera de tener un hijo. Insólita manera, derivada sin duda de la consecuencia lógica de la profesión y condición de cada uno de ellos. Me explico. Para Dios, en su condición de ser todopoderoso, el proceso natural de tener un retoño que prolongue su divina estirpe, como ya sabrán es el formado por la anunciación y concepción, esta última a cargo del siempre intrigante Espíritu Santo en su forma física de ave o pichón. Sobre este asunto, cabe recordar las palabras de Santo Tomás de Aquí No en las que explicaba que el poder generador de el Espíritu Santo pasó a través del himen de la Virgen "como un rayo de sol atraviesa un cristal, sin romperlo". Por cierto, María estaba comprometida con un humilde carpintero, un tal José, al que un ángel en sueños le comunicó que no se preocupara, que aunque el hijo no era suyo, éste iba para figura y que se hiciese cargo de él si no era mucho molestar. Y es que José, antes de la mencionada aparición se comentaba que andaba el hombre algo mosqueadillo.
Sin embargo, para el señor maese Gepeto el procedimiento ordinario de engendrar vida es el derivado de su actividad profesional, la carpintería. De manera que se fabricó a su vástago (en este caso, no a su imagen y semejanza) a base de serrucho y lija, al más puro estilo bricomanía, al que infundió vida un hada madrina.
Y ya que hacemos referencia a bricomanía, a dicho programa es justo lo que le falta, concebir un hijo mediante el bricolaje. "Dar vida a la madera" ¿Se imaginan los amantes de la artesanía algo más plagado de romanticismo? Después de haber elaborado estructuras tan complejas como una piscina o una bañera, sería lo ideal como colofón al show, en una hermosa catarsis maderera inimaginable.
Dicho esto y como conclusión, es de recibo mencionar brevemente la tesis expuesta por el profesor Alfred Sankt, teoría en la cual aseveraba que, o bien San José era Gepeto o que éste último era una especie de San José evolucionado. En concreto, y según sus propias palabras Saint Joseph Reloaded. Los puntos básicos en los que apoyaba sus creencias eran los siguientes:
1. En la concordancia en cuanto a la actividad profesional de ambos personajes. Los dos, se dedican en cuerpo y alma a la carpintería.
2. En que San José no se conoce que usara lentes para la vista y en cambio Gepeto sí que las usaba. Este hecho lo interpretaba el profesor Sankt como una evolución del personaje, dada la mayor edad de Gepeto. Es decir, San José a medida que se hace mayor va perdiendo la visión y recurre al uso de unas gafas.
2. En la paternidad compartida. En el caso de San José, la compartía con Dios y en cuanto a Gepeto, es destacable el papel de Pepito Grillo como educador.
3. En la frustración. En este aspecto, Gepeto sería un San José despechado, que ante la imposibilidad de haber dado vida directa a aquél que consideró su propio hijo, ya alejado de toda presión social y como consecuencia del desarrollo de habilidades de su profesión, ve la posibilidad de ésta vez sí, tener su propio hijo sin que haya atisbo de duda, saldando así cuentas con el destino.
4. En la similitud o semejanza del episodio de Jonás y el gran pez con el de Gepeto y la ballena, y entre las enigmáticas figuras de el Espíritu Santo y el Hada Madrina.
¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?
1 comentario:
Los cuervos se parecen a los escritorios en que ambos tienen picos.
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