lunes, marzo 27, 2006

Sobria Ebriedad

{...}Las raíces del mundo occidental coinciden con las de otras innumerables culturas en un concepto a la vez profundo y claro de la ebriedad -alcohólica o no-, que en definitiva apunta a un acto de júbilo y abandono, pues -como señalara Nietzsche- es "el juego de la naturaleza con el hombre". Filón de Alejandría, padre de la corriente jónica vincula la palabra griega para ebriedad (methe) con el verbo methyeni, que significa "soltar", "permitir", y define al ebrio como quien se adentra en "liberación del alma". Platón, su maestro, no ignoraba que el ebrio puede caer en patosería, aturdimiento, avidez y fealdad, pero defendió vigorosamente el entusiasmo ebrio como antídoto para aligerar la tirantez del carácter y sus ropajes rutinarios, que suscita la interioridad original y aquella inocencia donde pueden aparecer a una nueva luz las cosas. Como resumiría mucho más tarde Montaigne, "los paganos aconsejaban la ebriedad para relajar el alma".

De ahí que el ideal grecorromano no fuese la sobriedad, sino la sobria ebrietas, la ebriedad sobria que faculta para gozar el entusiasmo sin incurrir en necedades. El sobrio no debe ser confundido con el abstemio, porque el primero es racional con o sin drogas, rmentras el segundo sólo lo es sin ellas; uno puede penetrar en los pliegues de la desnudez, y el otro ha de rehuirlo para no avergonzarse ante los demás y ante su propia conciencia.

Esta constelación se derrumba al triunfar el cristianismo, que no sólo combate los cultos orgiásticos y extáticos de la religión pagana -apoyados casi siempre con drogas de tipo visionario- sino la propia medicina hipocráto-galénica, en nombre de remedios mejores corno exvotos, santos óleos y agua bendita; el saber farmacelógico antiguo,será destruido, y se perseguirá como crimen de lesa majestad la eutanasia, que hasta entonces había sido considerada un signo de excelencia ética. El uso médico, moral, sacramental y recreativo de drogas distintas del vino constituye apostasía, desprecio por la fe verdadera. Los dispersos restos del saber previo quedan al cuidado de curanderos y curanderas, y la persecución de estos focos acabará suscitando una cruzada contra la brujiería, que, por estructura y métodos, es un calco de la actual guerra a las drogas{...}


Antonio Escohotado

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